Por: Andrés Matas Axpe
www.analitica.com
Se puede afirmar que el terrorismo es la fase terminal de la guerrilla. Cuando la guerrilla es derrotada social, política y militarmente no le queda otra cosa que refugiarse en el terrorismo y generalmente lo hace. Pero la medicina es peor que la enfermedad y sólo precipita su caída.
La guerrilla tiene un justificativo ideológico, el cual crece en proporción a la injusticia reinante en la sociedad en la que opere. Tiene una utopía, un sueño de redención e igualdad para los más humildes. Allí radica su sustento. Pero se le hace muy difícil prosperar en una sociedad que progresa, que goza de crecimiento económico y en la cual se abren posibilidades de una vida mejor. Una sociedad en la que la justicia y la equidad van ganando terreno Si esto ocurre las derrotas social y política normalmente preceden a la derrota militar. Entonces el refugio de la guerrilla pasa a ser el terrorismo. Tal es el caso colombiano.
Antes de hablar de Colombia cabe hacer una analogía con la Venezuela de comienzos de los 60. La guerrilla se equivocó al combatir un proyecto que recién empezaba. No era el caso de Cuba, que estaba sometida a una dictadura infame en los años 50, en Venezuela se inauguraba un proyecto democrático con una propuesta igualitaria que fue exitosa durante dos décadas. Por esta equivocación sufrió su primera derrota, la social. La derrota política llego poco después, en 1963, cuando la guerrilla llamaba a la abstención y la gente acudió masivamente a votar. Lo demás fueron los estertores. La “pacificación” que se dio en tiempos de Caldera 1 fue una salida elegante a la derrota militar que ya era un hecho y tuvo el bondadoso efecto de evitar una larga etapa de terrorismo.
En Colombia no ha sido así. No se logró evitar la etapa terrorista y los colombianos, al igual que sus vecinos en menor medida, la sufren hace más de una década. La derrota social se produjo hace mucho tiempo, con sus emigrados, desplazados y las secuelas de terror que han asolado al campo colombiano entre paracos y guerrilleros. Al mismo tiempo la democracia se ha asentado y el país ha venido progresando gradual pero continuamente en medio de la guerra. La derrota política se evidencia en las elecciones, que sistemáticamente rechazan a todo lo que huela a guerrilla. Se puede afirmar que el rechazo ronda el 98% del pueblo colombiano. Con estas dos derrotas no le ha quedado otra cosa que refugiarse en el terrorismo.
Pero con ello ha tirado por la borda la mínima legitimidad que le quedaba. Hoy sólo es una banda delictiva que vive de la vacuna, el narcotráfico y el secuestro. De ellos el secuestro es de lejos el más abominable. Más de 700 personas sometidas a torturas físicas y sicológicas, muchas veces encadenadas y mantenidas en la selva en cualquier condición: enfermas, preñadas, anémicas. Hasta morir muchas veces por inanición. A la par hay que agregar los asesinatos, ejecuciones sumarias a personas inocentes que no tienen nada que ver con el conflicto y, muchas veces, son hasta simpatizantes, como lo demuestra la señora González de Perdomo.
En esta fase lo único que se debe negociar con el terrorismo es su rendición. Tratar de limar traumas y recuperar para la paz todo lo que sea recuperable. El “intercambio humanitario” opera como una bombona de oxígeno que alarga la agonía del paciente terminal.
Un buen ejemplo es esta liberación “incondicional y humanitaria”. No han terminado de llegar a Colombia las liberadas cuando se anuncia que hay seis nuevos secuestrados. Seis nuevas almas que se suman a los 700 retenidos y aunque no tengan efecto mediático valen lo mismo que cualquier ser humano. La compasión no opera bien en abstracto, requiere cercanía. Nos conmueve más el sufrimiento de una persona conocida que el sacrificio de una muchedumbre sin rostro. Pero toda negociación que vaya más allá de la rendición y la liberación de los secuestrados, no hará más que sostener a un terrorismo decadente alargando su etapa terminal.
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Se puede afirmar que el terrorismo es la fase terminal de la guerrilla. Cuando la guerrilla es derrotada social, política y militarmente no le queda otra cosa que refugiarse en el terrorismo y generalmente lo hace. Pero la medicina es peor que la enfermedad y sólo precipita su caída.
La guerrilla tiene un justificativo ideológico, el cual crece en proporción a la injusticia reinante en la sociedad en la que opere. Tiene una utopía, un sueño de redención e igualdad para los más humildes. Allí radica su sustento. Pero se le hace muy difícil prosperar en una sociedad que progresa, que goza de crecimiento económico y en la cual se abren posibilidades de una vida mejor. Una sociedad en la que la justicia y la equidad van ganando terreno Si esto ocurre las derrotas social y política normalmente preceden a la derrota militar. Entonces el refugio de la guerrilla pasa a ser el terrorismo. Tal es el caso colombiano.
Antes de hablar de Colombia cabe hacer una analogía con la Venezuela de comienzos de los 60. La guerrilla se equivocó al combatir un proyecto que recién empezaba. No era el caso de Cuba, que estaba sometida a una dictadura infame en los años 50, en Venezuela se inauguraba un proyecto democrático con una propuesta igualitaria que fue exitosa durante dos décadas. Por esta equivocación sufrió su primera derrota, la social. La derrota política llego poco después, en 1963, cuando la guerrilla llamaba a la abstención y la gente acudió masivamente a votar. Lo demás fueron los estertores. La “pacificación” que se dio en tiempos de Caldera 1 fue una salida elegante a la derrota militar que ya era un hecho y tuvo el bondadoso efecto de evitar una larga etapa de terrorismo.
En Colombia no ha sido así. No se logró evitar la etapa terrorista y los colombianos, al igual que sus vecinos en menor medida, la sufren hace más de una década. La derrota social se produjo hace mucho tiempo, con sus emigrados, desplazados y las secuelas de terror que han asolado al campo colombiano entre paracos y guerrilleros. Al mismo tiempo la democracia se ha asentado y el país ha venido progresando gradual pero continuamente en medio de la guerra. La derrota política se evidencia en las elecciones, que sistemáticamente rechazan a todo lo que huela a guerrilla. Se puede afirmar que el rechazo ronda el 98% del pueblo colombiano. Con estas dos derrotas no le ha quedado otra cosa que refugiarse en el terrorismo.
Pero con ello ha tirado por la borda la mínima legitimidad que le quedaba. Hoy sólo es una banda delictiva que vive de la vacuna, el narcotráfico y el secuestro. De ellos el secuestro es de lejos el más abominable. Más de 700 personas sometidas a torturas físicas y sicológicas, muchas veces encadenadas y mantenidas en la selva en cualquier condición: enfermas, preñadas, anémicas. Hasta morir muchas veces por inanición. A la par hay que agregar los asesinatos, ejecuciones sumarias a personas inocentes que no tienen nada que ver con el conflicto y, muchas veces, son hasta simpatizantes, como lo demuestra la señora González de Perdomo.
En esta fase lo único que se debe negociar con el terrorismo es su rendición. Tratar de limar traumas y recuperar para la paz todo lo que sea recuperable. El “intercambio humanitario” opera como una bombona de oxígeno que alarga la agonía del paciente terminal.
Un buen ejemplo es esta liberación “incondicional y humanitaria”. No han terminado de llegar a Colombia las liberadas cuando se anuncia que hay seis nuevos secuestrados. Seis nuevas almas que se suman a los 700 retenidos y aunque no tengan efecto mediático valen lo mismo que cualquier ser humano. La compasión no opera bien en abstracto, requiere cercanía. Nos conmueve más el sufrimiento de una persona conocida que el sacrificio de una muchedumbre sin rostro. Pero toda negociación que vaya más allá de la rendición y la liberación de los secuestrados, no hará más que sostener a un terrorismo decadente alargando su etapa terminal.
2 Observaciones:
La vida colombiana es como una ópera representada en un patio de prisión. Es muy difícil conseguir que el disfraz funcione, por eso el editorialista de "El Tiempo" apoya la marcha del 4 de febrero y mete todo lo que puede para que sea en favor del DIH y el "intercambio humanitario", Posada Carbó llama a ponerse de acuerdo con el PDA, que no vacila en explicar que no está ni con el gobierno ni con la guerrilla. ¿Alguien ha leído algún periódico o página en que se ponga en duda que el PDA apoya la marcha? El PDA no apoya la marcha, se oponen a la marcha, pero los medios mienten y la raza de lagartos mira para un lado y para el otro a ver cómo siguen engañados y buscan la unidad de la nación. - los dirigentes del PDA dicen que no están ni con el gobierno ni con la guerrilla y que lo de Chávez es un error político. Los militantes no tienen esos escrúpulos pendejos, vale la pena leer los comentarios.
Saludos.
Es un placer tenerlo como lector don Jaime Ruiz.
Es cierto que el PDA por ahora muestra una posición neutral con las FARC y con Venezuela; es curioso observar como el senador favorito de Chavez ahora proclama que es posible una guerra con Venezuela y de como Chavez se equivoca al darle estatus de beligerancia a las FARC en territorio venezolano (eltiempo.com).
Es posible observar como la marcha del 4 de febrero va a tomar tintes políticos y lo mas importante no es perder la ídea de que es contra las FARC.
Las FARC tienen secuestrados, pero el problema numero uno de Moncayo y Pulencio es darle importancia política en el ambito internacional; mostrandose como victimas del estado colombiano(?), nunca dan declaraciones en contra de las farc, etc y esto es mejor que la propaganda del presidente (dictador) venezolano. El costo de la liberación de Clara Rojas y Consuelo Perdomo es aparte de los 50 millones de dolares y el reconocimiento como fuerza en contra del estado es además de un apoyo incondicional guerrerista.
Hubo una pregunta que el gordo de mesa de noche se le ocurrio hacerle a Consuelo Perdomo y fue tanto el impacto de la pregunta que tuvo que improvisar sobre la marcha salirse por la tangente.
Que cual fue la pregunta?
-Uds despues de caminar 20 días por la selva como hicieron para verse tan bien en el momento de la entrega?, porque con las fotos de las pruebas de vida uds se ven fatal....
Rta: -bla, bla, bla, secuetrados libres, bla, bla, bla
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